¿Crees que los cornudos somos hombres fuera de lo común? ¿Estás seguro? Detente un momento y vuelve a pensarlo. Según el doctor David Ley, Ph.D, autor de Insatiable Wives, hasta el 20% de la población masculina en Estados Unidos fantasea con compartir a su esposa (o novia) con otra persona. En caso de que quieras saber exactamente de cuántos hombres norteamericanos estamos hablando, la respuesta es contundente: son 24 millones de hombres. Sin embargo, Ley señala que solo un 2% de ellos realmente hará algo en relación con esa fantasía.
Aunque en el resto del mundo no se sabe con certeza el porcentaje de hombres que sueñan con ver a su pareja con otro hombre, te has preguntado: ¿Soy uno de ellos? ¿Soy uno de los hombres que en realidad sienten placer al pensar que quieren compartir a su pareja?
Para ser honesto contigo, yo nunca tuve dudas de que el estilo de vida cuckold era para mí. Desde adolescente siempre tuve pensamientos relacionados con la infidelidad consentida y, aunque no pude experimentarla hasta muchos años después, hoy sé perfectamente que el cuckolding es una de los tópicos sexuales que más me gustan dentro del estilo de vida swinger.
Pero, volviendo al tema, si en algún momento ese mismo pensamiento estuvo rondando tu mente, no te avergüences, porque, a partir de las anteriores interrogantes, ahora mismo vamos a descubrir si realmente eres (o te gustaría ser) un cornudo, a través de las seis señales que detallaré a continuación:
Señal 1: Preferencias en la pornografía que consumes

En caso de que tengas problemas para aceptar el hecho de que tantos hombres fantaseamos con ser cornudos, considera lo siguiente: Ogi Odas, en su libro A Billion Wicked Thoughts, revela que el término “cuckold” (cornudo, en inglés) es la segunda palabra más buscada en todo el universo pornográfico.
A partir de ese dato, ten en cuenta que la pornografía representa un tercio del tráfico de Internet en todo el mundo y los consumidores se gastan alrededor de dos mil quinientos euros (2.500,00€) en contenido premium por cada segundo. En ese sentido, ¿Qué tipo de pornografía podría indicar que podrías ser un cornudo?
- Si te gusta ver escenas en las que una mujer tiene sexo frente a su pareja, es posible que seas un cornudo.
- Si piensas en tu pareja cuando ves a Jordi “El Niño Polla” o a Nacho Vidal con una mujer lasciva, es posible que seas un cornudo.
- Si “te pones» al ver a las mujeres dominar a los hombres, también podrías ser un cornudo.
- Si vas a un sitio de vídeos porno y usas las palabras “cuckold” o “cornudo”, entonces, con toda seguridad, podrías ser un cornudo.
Señal 2: Tendencias sumisas
No todos los cornudos disfrutamos de la sumisión, pero muchos de ellos sí. Esto es especialmente prominente entre los hombres que trabajan en puestos ejecutivos o de gestión, o entre los hombres que suelen tener cierto poder en la vida cotidiana. A veces, dejar ir y dejar que otra persona tome las riendas puede ser muy liberador:
- Si secretamente deseas que tu pareja sea más agresiva o dominante en la cama, podrías ser un cornudo.
- Si la idea de dejar que tu pareja “controle” tu sexualidad, entonces es posible que seas un cornudo.
- Si tienes tendencias masoquistas manifiestas como disfrutar de estímulos dolorosos, físicos o mentales, podrías ser un cornudo.
- Si la idea de que otra persona te diga qué hacer en la cama pone a tope, es posible que seas un cornudo.
Señal 3: Voyeurismo
Una de las características más definitorias de un cornudo es la extrema excitación que sentimos al ver a nuestra pareja tener sexo con otra persona. No importa si es en persona o si reconstruimos una de esas historias que ellas nos han contado en un momento de morbo extremo. La conclusión es que a los cornudos nos encanta ver a nuestra chica sumida en el éxtasis desenfrenado y la lujuria… con otra persona que no somos nosotros:
- Si alguna vez has soñado despierto con que uno de tus amigos se folla a tu esposa, es posible que seas un cornudo.
- Si ver a tu esposa masturbarse o montar un espectáculo erótico realmente te excita, es posible que seas un cornudo.
- Si alguna vez has querido llevar a tu pareja a un club de sexo para verla en acción, es con toda seguridad eres un cornudo.
Señal 4: Sentir orgullo de la mujer que tienes
Esta señal es un poco más complicada de explicar. No me refiero a estar orgulloso de una «esposa trofeo” y mostrarla como una posesión preciada en tu colección machista, sino que, en realidad, se trata del orgullo que sentimos los hombres al ver que otros hombres (o chicas también) están observando con ojos de deseo a nuestra pareja. En pocas palabras, cuando nos sentimos gigantes al darnos cuenta que otra persona nos envidian por la chica que tenemos al lado:
- Si te sientes Superman cuando notas que otros chicos están mirando a tu esposa, es posible que seas un cornudo.
- Si amas que tu esposa use la ropa más sexy y tentadora que tenga cuando salen de casa, podrías ser un cornudo.
- Si tu amigo te dice que sueña (o ha soñado) con tu esposa… y esa confesión te genera morbo, entonces, definitivamente, eres un cornudo.
Señal 5: Sentimientos de insuficiencia
A pesar de lo que se diga por ahí, la verdad es que no todos los cornudos tenemos problemas de autoestima, o tenemos un micropene, pero en realidad un gran número sí que están en una situación como esa. El miedo a no poder complacer o satisfacer sexualmente a su pareja es uno de los principales motores por los cuales nacen los cornudos:
- Si te preocupa que tu pareja no esté obteniendo lo que necesita o lo quiere sexualmente, es posible que seas un cornudo.
- Si tu esposa hace referencia a que tienes un miembro bastante pequeño, entonces es probable que ella misma quiere que seas un cornudo.
- Si te estresas cuando llega el momento de complacer a tu mujer, es posible que disfrutes siendo un cornudo.
- Si la idea de que alguien complazca a tu esposa infinitamente mejor de lo que tú, te excita, es posible que seas un cornudo.
Señal 6: Fantasías interraciales
Big Black Cock (BBC) se ha convertido casi en sinónimo del estilo de vida cuckold. Si haces una búsqueda rápida de pornografía de cornudos, es muy probable que termines viendo un vídeo de un hombre blando con sobrepeso mirando como su esposa tiene sexo con hombre de color musculoso. La verdad es que no todos los cornudos tienen un fetiche interracial, y de hecho yo no lo tengo, pero la gran mayoría sí que lo tiene:
- Si la idea de ver a tu conejito de nieve coger una BBC frente a ti “te pone a tope”, es posible que seas un cornudo.
- Si ves mucho porno interracial, es posible que disfrutes siendo un cornudo.
- Si secretamente deseas que tu esposa o novia pueda explotar de placer con el miembro masculino más grande posible, con toda seguridad eres un cornudo.
Ahora bien, ninguno de estas señales que indican que podrías ser un cornudo significan que realmente lo eres. La última palabra la tienes tú. No te asustes si uno o dos de estas señales te describen, porque aunque puede que realmente te generen placer, también puede ser posible que en realidad te sientas incómodo al momento de querer llevar esas fantasías a la realidad.
Aunque, como he sido honesto contigo desde el principio, si de verdad te sientes identificado con la mayoría de esas seis señales, amigo mío, con toda seguridad seas un cornudo, o podrías disfrutar siéndolo.
